domingo, 30 de abril de 2017

El tiempo está loco, y enloquecido

El clima siempre ha sido cambiante e imprevisible. No deja de sorprender la primera vez que se conoce que en el hemisferio norte hubo un periodo cálido medieval, seguido de una Pequeña Edad del Hielo entre 1550 y 1850, de hecho 1816 es conocido como el año sin verano. La previsión del clima, así como los desastres o dichas que puede conllevar, han sido históricamente motivo de gran preocupación y de solicitud a la divinidad. Incluso con los medios con los que se cuenta hoy en día, los meteorólogos tienen una tarea muy difícil que raramente es alabada por todo el mundo. Es decir, es evidente que hay un cambio climático, ya que el clima, de una forma u otra, siempre está cambiando sin necesidad de la intervención humana.

El problema no es que cambie, sino que atraviese los umbrales de aquello que podemos soportar. Y aquí es donde entra el factor humano. Ya que si a una tendencia natural en el aumento de la temperatura, le sumamos el impacto que ha tenido la acción humana en el mismo sentido, especialmente tras las Segunda Revolución Industrial (la cual dio comienzo a mediados del siglo XIX, coincidiendo con el final de la Pequeña Edad del Hielo), el resultado del calentamiento global puede ser desastroso. Tan desastrosos como lo fueron la Gran Oxidación y las extinciones masivas de la historia de la vida en nuestro planeta, que por otra parte posibilitaron que existamos como especie.

Es decir, si el tiempo ya está loco de por sí, no parece razonable enloquecerlo más. Ni debemos ser tan arrogantes al pensar que podemos controlar el clima, que es el resultado de la combinación de fuerzas que escapan a nuestro control; ni tan autocomplacientes como para pensar que nuestras acciones no tienen ninguna repercusión sobre nuestro planeta y su clima. Pero llegados a este punto, es donde surgen algunos interrogantes, ya que si de repente llegase una nueva e impredecible glaciación, quizá en lugar de un Protocolo de Kioto por el cual se pretende reducir la emisión de gases de efecto invernadero, nos podríamos encontrar con que sería delito no emitir el mínimo de CO2 exigido, o habría gente literalmente rezando para que el Sol lanzase una tremenda lengua de fuego en nuestra dirección.

Calentamiento global instantáneo