sábado, 13 de mayo de 2023

Breve historia de Ucrania (y Rusia)

Una cronología del gobierno de Kiev y su relación con Moscú, como punto de partida para analizar la actual invasión militar de Rusia a Ucrania.

¿Ucrania/Rusia, o Kiev/Moscú?


En resumen

Periodos de gobierno independiente en Kiev:
    • 882 - 1240: 358 años (Rus de Kiev)
    • 1648 - 1720: 71 años (Hetmanato cosaco)
    • 1917 - 1922: 5 años (diversos gobiernos)
    • 1991 - 2023: 32 años (estado actual)
Periodos de gobierno de Moscú en Kiev:
    • 1240 - 1362: 128 años (Principado de Moscú)
    • 1720 - 1917: 197 años (Imperio ruso)
    • 1922 - 1941: 19 años (URSS)
    • 1944 - 1991: 47 años (URSS)

Conclusiones

En un principio llama la atención que, a pesar de las políticas de rusificación, no solo la identidad ucraniana ha pervivido, sino que el sentimiento nacionalista ucraniano ha crecido tras la independencia de la Unión Soviética. En ocasiones este nacionalismo se vincula exclusivamente a ideas neonazis, lo cual fue argumentado por Vladímir Putin como pretexto para la invasión en 2022, pero lo cierto es que la mayoría de nacionalistas ucranianos no son neonazis (aunque sí de derechas, al igual que la mayoría de los gobiernos actuales del resto de países post-soviéticos), y que el neonazismo está presente en ambos bandos del conflicto, tanto en el Batallón Azov, como en el Grupo Wagner. Si bien analizar estos aspectos, no es objeto del presente artículo.

Retomando los hechos históricos anteriormente detallados, y teniendo en cuenta la larga trayectoria imperialista del Kremlin de Moscú, y su actual dinámica por absorber en la Federación Rusa las áreas habitadas por rusos étnicos en estados vecinos (herencia de los movimiento de población de la URSS), pueden identificarse los siguientes factores que han motivado a Rusia a invadir Ucrania:
  • La ampliación de la OTAN a países de la antigua Unión Soviética, con el acercamiento de su armamento a las fronteras con Rusia que ello supone.
  • El Euromaidán como fracaso de los gobiernos prorrusos en Kiev.
  • La experiencia anexionista en las regiones georgianas de Abjasia y Osetia del Sur.
  • La reciente experiencia militar en la Guerra civil siria.
A todo ello se puede sumar una muy posible necesidad de Vladímir Putin de resarcirse del avance de la Unión Europea y la OTAN en las antiguas repúblicas soviéticas, cuya influencia reclama para la Federación Rusa, lo cual necesita para mantener y fortalecer su posición de poder dentro y fuera de su país, así como para ser reconocido en la Historia como el conquistador de Kiev, la cuna de la patria eslava. Quizá una ya urgente necesidad personal a sus ya 71 años. No deja de resultar llamativo que declarase la invasión de Ucrania en 2022, 100 años después de la creación de la Unión Soviética con la adhesión de Ucrania. Y es que Yuri Dolgoruki y los orígenes de la cultura rusa no se olvidan en Moscú, tal y como demuestran el monumento a su fundador frente al ayuntamiento de la ciudad, erigido en 1954, y el primer submarino ruso de propulsión nuclear con misiles balísticos, el К-535 Yuri Dolgoruki, botado en 2008.

¿Putin se ve como un nuevo Dolgoruki con bulavas como largos brazos nucleares?

Por último, queda patente que la falta de fronteras geográficas importantes en la Llanura europea oriental ha fomentado una gran movilidad en las fronteras políticas entre el mar Báltico y el mar Negro a lo largo de la Historia, especialmente en los Campos Salvajes del sur y el este de Ucrania, donde se ubica el Dombás. Por ello, parece claro que la cuestión no es si estas fronteras políticas volverán a cambiar, sino cuándo. Y todo apunta a que después de Ucrania, los siguientes territorios en el punto de mira del Kremlin son las moldavas Transnistria y Gagauzia.