miércoles, 13 de julio de 2016

¿Cuál es el invento que nunca se debería haber llevado a cabo?

Ejercicio de redacción argumentativa para el curso de Técnico en Corrección y Redacción (CITA, 2012).

Hay muchos inventos que la humanidad nunca debería haber llevado a cabo, especialmente aquellos que pueden acarrear su total y completa aniquilación. El ejemplo más claro es la bomba nuclear. Actualmente, existe tal cantidad de bombas nucleares que prácticamente podríamos autodestruirnos como especie; por supuesto, no sin antes llevarnos por delante a gran parte de los seres vivos de este planeta y dejar al resto en una insufrible agonía. La bomba nuclear es un invento carente de lógica desde una perspectiva de simple supervivencia, ya que en términos globales su mera existencia conlleva más problemas que soluciones. Pero no es el único, seguro que a cualquiera pueden ocurrírsele unos cuantos inventos cuya existencia no merece la pena: agentes químicos y bacteriológicos, combustibles que requieren más energía para procesarlos que la que después producen y cosas por el estilo.

¿Y cómo el ser humano ha podido llegar a este punto? ¿Cómo ha logrado ser tan destructivo en tantos ámbitos? Indudablemente es una de las consecuencias de la sociedad sedentaria, que produce excedentes y organiza un estado. Esto es así porque hay un hecho totalmente innegable: los grandes estados generan líderes poderosos. Y estos últimos tienen la capacidad de dirigir los esfuerzos de los ciudadanos que se encuentran bajo su gobierno, lo cual no dudan en hacer en pos de su interés, que no es otro que el poder en sí mismo. De nuevo aquí hay otro hecho alejado de toda duda: el poder emborracha, nubla el juicio y lleva al ser humano a cometer los actos más insospechados. No vale la pena profundizar en este aspecto, ya que la lectura de cualquier libro de Historia o periódico puede corroborarlo perfectamente.

Obama y Putin, gobernantes de los dos estados más poderosos que han existido (2013)

Así que, ¿cuál es el invento que nunca se debería haber llevado a cabo? Claramente se trata de la neolitización. Es decir, la producción de alimentos; la agricultura y la ganadería en definitiva. Sí, a priori parece algo muy bueno eso de tener asegurado el sustento y poder dedicarse a otras cosas, a cosas placenteras, a cualquier cosa... Y es ahí donde está el problema: el tener la libertad de plantearse un objetivo y lograrlo, sea el que sea, ya que se poseen el tiempo y los medios necesarios. Una vez se desprende del lastre que supone la incertidumbre de no saber si mañana tendrá comida para llevarse a la boca, el ser humano es capaz alcanzar sus límites y superarlos una y otra vez a un ritmo cada vez más acelerado, aumentando la capacidad que tiene de modificar su entorno de forma exponencial. Solo hay que ver el desarrollo de la tecnología en los últimos diez años, así como sus consecuencias en el medio ambiente: contaminación, deforestación, desertificación...

Si esto lo unimos al hecho de que todas las sociedades neolíticas, es decir productoras de alimentos, acabaron generando estados, y que los líderes de estos estados, cada vez con mayor poder, han dirigido a la propia sociedad según sus megalómanos designios, ya tenemos listo el cóctel explosivo que cualquier día nos puede estallar en los morros, literalmente. La sociedad en la que vivimos maneja más poder del que puede controlar y corre el serio riesgo de morir de éxito, y de nuevo la expresión es literal, no figurada.

Recreación del primer agricultor

Nosotros, el ser humano moderno (Homo Sapiens Sapiens), aparecimos biológicamente como especie hace unos 340.000 años, según investigaciones recientes. Hasta hace 8.500 años no comenzamos a producir alimentos, así que pasamos el resto del tiempo siendo depredadores nómadas. Con capacidad de fabricar objetos, vestirnos y crear arte, sí, pero depredadores al fin y al cabo. Y si aguantamos tanto tiempo es lógico pensar que no nos iba tan mal. Viendo a los pueblos primitivos actuales, quienes todavía llevan ese medio de vida, no se puede decir que su sociedad sea peor que la nuestra. Es decir, no podemos afirmar que ellos sean menos felices que nosotros. Y su capacidad de matar o hacer sufrir a millones de personas es más que reducida, algo que no podemos decir de nuestra sociedad, por no hablar de las probabilidades que tienen una sociedad y otra de acabar con la especie.

En conclusión: sin neolitización no hay excedentes que generen una sociedad sedentaria estatalizada con una capacidad tecnológica desbordante al servicio de sus obnubilados líderes, la cual acabe fabricando la herramienta que le traerá su propia destrucción. Hace 8.500 años la neolitización abrió la caja de Pandora, y ya no hay quien la cierre.