miércoles, 21 de diciembre de 2016

El castillo de Monzón y la estatua al Sagrado Corazón

Revisión y actualización de un trabajo académico universitario realizado en el año 2001 para la asignatura Patrimonio Histórico Arqueológico de la Licenciatura en Historia de la Universidad de Zaragoza.

Vista del castillo (noviembre de 2016)

Bosquejo histórico

Según Mateus y Llopis, el actual emplazamiento del castillo de Monzón puede ser el de la antigua Mansha ilergete, mientras que para muchos también puede tratarse de la Tolous del Itinerario de Antonino. Lo que sí es más seguro es que se trata de la fortaleza medieval musulmana llamada Monçones, donde entorno al año 874, Ismail, hijo de Musa, dio muerte a su suegro y sus ocho cuñados, con quienes estaba enfrentado, cuando estos acudieron a visitar a su primogénito. Más tarde, en el siglo X, este puesto fortificado sería objeto de disputa entre los walíes de Zaragoza y Huesca. Así, en 1083 fue ocupado por el Cid, que se encontraba al servicio de Al-Mutamán, rey de la taifa de Zaragoza. Tan sólo seis años más tarde, Pedro I conquistó la plaza, la cual le fue entregada por su padre Sancho Ramírez para gobernarla como el reino de Monzón. Su tenente Ramiro Sánchez se casó con Cristina Rodríguez, hija del Cid.

Debido a su privilegiada situación entre las taifas de Zaragoza y Lérida, en un cerro sobre una amplia zona llana del valle del Cinca, su dominio cambió varias veces de mano hasta que fue conquistado para el Reino de Aragón en 1141 por Ramón Berenguer IV. Princeps dominator este, quien cedió la fortaleza a la Orden de los Caballeros del Temple dos años más tarde, como parte del pacto para dar por zanjado el testamento de Alfonso I el Batallador. Durante la estancia de los templarios fue cuando el castillo adquirió mucha de la fama que todavía hoy tiene, pues ahí fue donde estos monjes guerreros educaron al futuro monarca aragonés Jaime I el Conquistador hasta que este contó con nueve años.

Sello de los caballeros templarios, utilizado dese 1167

A raíz de la caída de los templarios, la fortaleza fue les fue arrebatada en 1309 por Jaime II, quien en 1317 la donaría a la Orden de San Juan de Jerusalén. A partir de este momento su actividad bélica decreció escalonadamente, ya que había dejado de ser un punto estratégico en el avance de los reyes de Aragón hacia el sur. A pesar de ello, aun tardaría mucho en dejar de ser utilizado militarmente, pues todavía se situaba en la frontera oriental del reino.

Ya en época moderna, fue escenario de varias batallas durante la Guerra de Cataluña, hasta que en 1643 cayó en manos del general francés La Motte; sería recuperada un año más tarde. Fue ocupado por las tropas borbónicas durante la Guerra de Sucesión, aunque Francisco Barnoya conquistó la plaza para la causa del Archiduque Carlos de Austria entre 1705 y 1707. En 1709 las tropas austracistas tomaron de nuevo el castillo tras una especialmente dura confrontación. Más tarde, en la Guerra de Independencia, fue ocupado por las tropas francesas, la cual fue la última guarnición permanente de la fortaleza; aunque durante unos meses del año 1809 les fue arrebatado por una partida de guerrilleros en la denominada acción del Cinca. En la Guerra Realista de 1823 fue ocupado por los liberales, pero su estancia fue breve, pues fueron sitiados y vencidos por el bando realista. Durante la Guerra Civil iniciada en 1936, fue ocupado por un destacamento de transmisiones de ejército republicano, sirvió como refugio civil antiaéreo y hubo dos piezas de artillería instaladas bajo sus murallas del lado oeste. El abandono sin resistencia de los militares republicanos en 1938 puso fin a la dilatada vida militar del castillo de Monzón, de más de mil años.

Muy pocas fortificaciones han llegado tan bien conservadas hasta nuestros días tras haber sufrido lo que este castillo, de ahí su importante valor histórico como testimonio de las batallas que ha protagonizado, así como de sus irremediables consecuencias económicas, sociales y políticas.

Baluartes para la artillería, 1890

Breve descripción arquitectónica

Los restos anteriores a la época medieval son muy difíciles de rastrear debido a las múltiples ocupaciones militares posteriores que ha tenido el castillo. Ya es una suerte que todavía se conserven muchos de los elementos medievales, los cuales si todavía están en pie es por haber sido aprovechados para diversos fines. La estructura base de lo que hoy vemos pertenece a la construcción realizada durante la Edad Media. Según la división tipológica de Guitart pertenece al tipo castillo-convento, que es la renovación cristiana del tipo estratégico. Estos albergaban comunidades monacales, generalmente órdenes militares, que participaban en la defensa del castillo. A continuación se ofrece una breve descripción de sus elementos arquitectónicos más destacados.


  1. Sala de los caballeros o Parroquia de San Juan: Se trata de una nave de cañón apuntado con elementos románicos y góticos. Fue utilizada como sala capitular y refectorio. Es una de las mejor conservadas de los castillos románicos. Posee un pozo que conduce a un aljibe a través de una pequeña hornacina en el muro. Este aljibe se alimenta a través de dos canales que bajan desde el techo.
  2. Torre del homenaje: Fue construida en mampostería opus spicatum bajo el dominio musulmán (siglos IX-X). Es la construcción más antigua del castillo. Posee elementos románicos y góticos. Era el último refugio de la fortaleza. Su altura fue rebajada para adaptar el castillo a la guerra de artillería, ya que era un objetivo fácil para los cañones enemigos.
  3. Dependencias: Estancias de habitación de origen templario (siglo XII). La edificación consta de dos plantas y sótano.
  4. Torre de Jaime I: De planta trapezoidal, con dos plantas y terraza, también es una construcción templaria del siglo XII. Conocida así pues se supone que es donde se alojó el infante Jaime durante su estancia en el castillo.
  5. Mina de San Miguel: Es una larga caverna excavada en la roca que ha servido como caballerizas, almacén de armas, calabozo y refugio antiaéreo. Sobre la misma se sitúa una estatua ajena al castillo, instalada en 1950.
  6. Capilla: Construcción con ábside del siglo XII que hace las veces de torreón, el cual también posee el acceso a un subterráneo con tres salidas. Destacan sus elementos románicos y góticos, así como las dovelas godas de la puerta lateral. Está construido a imagen del templo del Krak de los Caballeros.
  7. Mina: Se trata de una gran bóveda situada bajo el extremo Este del patio de armas, a la que se accede por una escalera de caracol situada en el lado Sur del enorme pedestal de una estatua de hormigón. En época moderna sirvió como polvorín. Actualmente no es posible acceder a la misma.
  8. Laderas Norte y Este: Baluartes adaptados para la artillería; muros de ladrillo, casamatas y garitas así lo evidencian. Son las construcciones de origen más moderno, pues se construyeron desde mediados del siglo XVII hasta la Guerra Civil de 1936.
En resumen, se trata de un castillo medieval románico, cuya mayoría de construcciones fueron realizadas por la Orden del Temple en los siglos XII y XIII, y que fue adaptado a la guerra de artillería durante la época moderna.

El castillo como patrimonio

Este castillo, símbolo de la ciudad y su comarca para muchos, fue declarado Monumento Histórico - Artístico a finales de 1949, tan solo once años después de que terminase su vida militar. Ese fue el punto de inicio de la restauración, de la que hoy aún queda mucho trabajo. Desde 1985 el Campo de Trabajo organizado por el Centro de Estudios de Monzón y Cinca Medio (CEHIMO) ha sido el que se ha ocupado fundamentalmente de esta labor. Esta asociación también ha llevado a cabo numerosas actuaciones arqueológicas, cuyos resultados se recogen en los boletines y libros que publica. De entre los hallazgos arqueológicos encontrados en el castillo, pueden destacarse varias representaciones zoomorfas de época romana, un pebetero musulmán y cartas pueblas de diversos territorios.

En torno al año 2000, el ayuntamiento presidido por el Partido Popular propuso ofrecer el castillo para crear en él un Parador de Turismo. El Partido Socialista Obrero Español se opuso en virtud de la Ley del Patrimonio Cultural Aragonés. Es una de las pocas ocasiones en que el patrimonio usado como arma política ha salido beneficiado.

En el año 2006 el castillo fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) por orden del Gobierno de Aragón, junto con una gran cantidad de castillos y fortificaciones de todo Aragón, por lo que el estudio de lo que esto suponía para cada uno de ellos forzosamente no pudo ser muy pormenorizado. La propia orden se considera heredera del decreto de 1949: esta declaración ex lege no es nueva, sino que tiene su causa en el «Decreto de 22 de abril de 1949 sobre protección de los castillos españoles».

La estatua dedicado al Sagrado Corazón

En el patio de armas del castillo, justo encima de la gran mina que sirvió como polvorín, se eleva una estatua dedicada al Sagrado Corazón de Jesús, obra de José Algueró, sobre un gran pedestal. La estatua está realizada en cemento mediante la técnica del vaciado. Según algunos testimonios orales recogidos, para crear el molde el autor se basó en una pequeña escultura realizada por un preso político de la Guerra Civil. La estatua se compone de tres piezas ensambladas, que al parecer fueron subidas a lomos de burros. El pedestal sobre el que se sitúa, el cual está construido con ladrillo enlucido con cemento, consta de dos partes. La parte inferior mide tres por tres metros en su base, y metro y medio de altura. El conjunto debe tener una altura aproximada de siete a ocho metros. En su parte superior, hay un maltrecho letrero de madera en el que figura el texto «REINARE».

Vista de la estatua (noviembre de 2016)

Esta estatua fue colocada por Hidro Nitro Española, empresa fundada en 1940 por José María de Peñaranda y Barea. No se ha encontrado ningún documento mediante el que se pueda fechar su instalación, si bien la primera referencia sobre su existencia data del 29 de junio de 1950, cuando fue bendecida por el obispo de la diócesis. A pesar de ello, algunas fuentes posponen su colocación un año después, en 1951, pero ninguna de las dos fechas puede certificarse con terceras fuentes ni existe una placa conmemorativa.

Así pues, no hay constancia de que la estatua fuese colocada antes de la declaración del castillo como Monumento Histórico - Artístico. De hecho, esta estatua no aparece entre los elementos del castillo citados en el decreto por el cual se declara Monumento Histórico - Artístico, publicado en el BOE de 3 de diciembre de 1949. Como es evidente, de ningún modo esta estatua no podía considerarse como un elemento conservado propio del castillo, ya que fue colocada allí una vez había finalizado su uso militar.

Elementos del castillo no el decreto de 1949 por el cual se declara Monumento Histórico - Artístico, donde no aparece la estatua al Sagrado Corazón

De este modo, aunque el castillo fue declarado Bien de Interés Cultural en 2006, esta orden del Gobierno de Aragón, la cual en absoluto es pormenorizada para cada castillo a los que se refiere, se considera heredera de la legislación de 1949, cuando no hay constancia alguna de que la estatua estuviese colocada, por lo que puede entenderse que la protección como Bien de Interés Cultural no tiene que incluir forzosamente la citada estatua, al igual que tampoco esta protección se hizo extensiva a unos baños públicos que también se construyeron en el patio de armas en el siglo XX, y que actualmente ya no existen.

Por otra parte, en los años 80 del siglo XX, era el único elemento del castillo iluminado. Si bien, desde la instalación de una nueva iluminación en los primeros años 2000 ocurre lo contrario, es el único elemento del castillo que no está iluminado.

Formalmente se trata de la consagración de la ciudad al Corazón de Jesús, aunque más bien se trata de un acto propagandístico en favor de la implantación en la ciudad de la empresa donante, la cual todavía hoy funciona. Una forma de promoción acorde con el nacionalcatolicismo franquista imperante en la época. De hecho, la instalación de la estatua coincide con el el periodo de construcción del Valle de los Caídos (1940 - 1958). La relación entre el fundador de Hidro Nitro Española y la Iglesia católica es todavía hoy notoria, pues como se indica en el sitio web del Colegio Santo Domingo Savio de Monzón:
Esta sociedad [Hidro Nitro Española], (...) además de montar su fábrica, va a construir (...) una escuela de enseñanza elemental y de formación profesional para los hijos de los obreros (...). Para dirigir esta escuela, el señor Peñaranda llama a los salesianos, congregación religiosa dedicada a la educación y con mucha experiencia en la formación profesional. Éstos llegan a Monzón en 1952, e inmediatamente abrirán y gestionarán lo que hoy conocemos como Colegio Santo Domingo Savio o simplemente “salesianos”.

Los problemas que suscita

El primer problema que se presenta es estético y contrario a todos los criterios de conservación del patrimonio arquitectónico, ya que no tiene nada que ver con la función militar que el castillo ha venido realizando a lo largo de la historia. Resalta como algo totalmente ajeno al mismo. Por lo que parece, se eligió el castillo para su ubicación por ser el símbolo más destacado y visible de la localidad. Es un elemento propagandístico totalmente ajeno al castillo que resta valor al monumento.

El segundo problema es si cabe mayor, y debería ser objeto de denuncia. La estatua y su estructura se sitúan sobre la gran bóveda de la mina, cuyos cimientos se encuentran deteriorados. Y a pesar de que su mal estado pueda ser debido a una explosión cuando la mina era usada como polvorín, el titánico peso de la estatua y su enorme pedestal solo pueden empeorar la situación. De hecho, desde que el castillo se abrió al público, esta parte no ha sido visitable más que cuando se estaban llevando en ella labores de limpieza o colocación de alumbrado. Actualmente no es posible acceder a la bóveda de la mina durante las visitas.

Cualquiera de los dos motivos serían suficientes, pero una vez analizados ambos, se hace patente la necesidad de retirar la estatua y destruir el soporte que la sostiene, para después consolidar la bóveda de la mina, antes de que el problema se agrave y termine por ser irreparable. Si algún día la bóveda cede, la estructura del castillo quedaría seriamente dañada y las viviendas que se sitúan a su pie, junto con sus inquilinos, correrían serio peligro. Con su retirada, el castillo no solo quedaría despojado del añadido que le es ajeno, sino que su estructura sería más segura y se podría incluir el acceso a la bóveda durante las visitas, haciéndolas más atractivas.

Todo este asunto ha generado muchas polémicas en la localidad, y ha llegado incluso a dividirla en opiniones. Casi todos los montisonenses tienen algo que decir sobre susodicha estatua: a favor, en contra o en forma de anécdotas. Aquellos que se oponen a que la estatua siga permaneciendo, esgrimen razones muy similares a las anteriormente expuestas. Los que apoyan su continuidad, se basan en que si se quitase se estarían violando los derechos y los sentimientos de los católicos. Pero no se quedan ahí, pues cuando desde IU en el Ayuntamiento se propuso su traslado, entorno a 1986, se recogieron en poco tiempo más de 3.000 firmas (la quinta parte de la población de Monzón, aunque no todos ellos tenían por qué ser ciudadanos de la localidad) en oposición a ello. Francisco Castillón Cortada, natural de Monzón y cronista oficial del Obispado de Lérida, es firme partidario de la permanencia de la estatua, lo cual refleja en su libro Monzón en autobús, donde ofrece una visión bastante ambigua, pues aunque no se opone abiertamente a su retirada, sitúa por encima del mismo una «voluntad católica montisonense» y cita discursos de diversos obispos.

¿Pero cuál es la causa de que todavía hoy no se haya retirado? Por lo ilógico de la situación, quizá el asunto vaya más allá de lo meramente religioso, y se trate de un pulso del poder eclesiástico a las instituciones democráticas. Las verdaderas razones de la permanencia de la estatua, entre las que podrían incluirse la inacción de la administración pública, quizá no sean estas, pero lo que es seguro es que esta cuestión necesita de un estudio más profundo de que aquí se realizada, hecha por personal técnico especializado. Mientras el tiempo pasa, la estatua sigue ahí, y con ella el problema.

Cómo debería ser la vista del castillo

Bibliografía
  • ARCE, E., Los Templarios (Monzón), Folleto-Guía del castillo de Monzón.
  • B.O.E. 3/XII/1494, Número 337, Página 5057.
  • CASTILLÓN CORTADA, F., El castillo de Monzón, Librería General, 1989, Zaragoza.
  • CASTILLÓN CORTADA, F., Monzón en Autobús, la Clamor, 1995, Monzón.
  • CAÑADA JUSTE, A, Los Banu Qasi, Príncipe de Viana, Año nº 41, Nº 158-159, 1980, págs. 5-96, enlace.
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  • GUITART APARICIO, C., Castillos de Aragón, vol. I, Librería General, 1976, Zaragoza.
  • GUITART APARICIO, C., Los castillos de Aragón (guía breve), Colección CAI 100, 1999, Zaragoza.
  • PORQUET, F.J., Diario del Altoaragón (21/1/2001), Publicaciones y ediciones Alto Aragón, 2001, Huesca.