lunes, 20 de junio de 2016

Reconquista: un término histórico mal utilizado


Según el Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española:

Reconquista
  1. f. Acción y efecto de reconquistar.
  2. f. por antonom. Recuperación del territorio hispano invadido por los musulmanes en 711 d. C., que termina con la toma de Granada en 1492.
Existe un problema cuanto se utiliza el término Reconquista en su acepción histórica, ya que no suele repararse en su origen, ni en si se corresponde o no con los hechos históricos a los que se refiere. Al utilizarlo, se define toda la historia de la Península Ibérica a lo largo de más de 750 años de un modo reduccionista, y se enmascara la realidad.

Resulta difícil creer, y más aún demostrar, que a lo largo de todo ese tiempo, los reinos cristianos de la Península Ibérica posteriores al Reino visigodo, mantuviesen y transmitiesen a sus descendientes ese objetivo de Reconquista de forma constante y deliberada. Una Reconquista, cabe mencionar, frente a una invasión musulmana cuya concepción más tradicional está siendo profundamente matizada desde hace más de una década. Una Reconquista, que como legitimación de expansión militar de los reinos cristianos hacia el sur, únicamente habría podido ostentar un linaje, no todos como se sugiere.

Batalla del Puig, Andrés Marzal de Sax, circa 1415

Qué periodo histórico se conoce como Reconquista

La realidad histórica a la que se hace referencia con Reconquista es mucho más compleja de lo que el término pretende. Realmente se trata, exceptuando al Reino visigodo, de toda la Edad Media de la Península Ibérica. Un periodo de guerra, lleno de conflictos y batallas que van más allá del enfrentamiento entre cristianos y musulmanes, que si bien lo hubo, no fue el único.

En contra de lo que se suele pensar, en muchos casos los reinos cristianos, al igual que los musulmanes, luchaban entre sí. Un buen ejemplo de ello fue la batalla de Almenar del año 1082, donde las tropas del rey la Taifa de Zaragoza, comandadas por el Cid Campeador, lucharon contra las tropas del rey de la Taifa de Lérida, apoyado este por el rey de Aragón, el conde de Barcelona y el conde de Cerdaña y Berga. Además, también fue habitual que los reinos dirigieran sus esfuerzos hacia otros objetivos fuera de la Península Ibérica, como es el caso de la expansión de la Corona de Aragón por el Mediterráneo.

Así, parece claro que entre los reinos cristianos no existió a lo largo de más de siete siglos un objetivo principal y común por expulsar a los musulmanes de la Península Ibérica. Los gobernantes cristianos al igual que los musulmanes, estaban interesados en aumentar su poder, a costa de quien fuese.

El origen del concepto ideológico y el papel de la religión

Del mismo modo que no se puede decir que el enfrentamiento entre cristianos y musulmanes fue el único conflicto medieval ibérico, tampoco se puede decir que no existió. Si bien, la amplia duración del mismo parece debida, más que a un interés de Reconquista, al hecho de que cada uno de los bloques tenía detrás otras fuerzas políticas y religiosas interesadas en fomentar el conflicto y expandir así su poder, por lo que enviaban recursos tanto materiales como ideológicos. Sirvan como ejemplo de ello la expansión almohade y la proliferación de las órdenes militares.

La Iglesia católica hizo a los reinos peninsulares herederos religiosos de los reyes visigodos, y como tales, opositores de los musulmanes. Mediante el cristianismo, los reyes obtenían la necesaria legitimidad para conquistar territorios musulmanes y la atracción de combatientes de toda Europa, como ocurrió en la cruzada de Barbastro del año 1064. Así, la conquista se justificaba con el restablecimiento de la religión cristiana, que se había comenzado a expandir por la península desde mediados del siglo III. A cambio, la Iglesia conseguía promoción y exclusividad en los territorios conquistados. De este modo, fue como se inició en la Península Ibérica la fuerte presencia de la Iglesia católica. Así, en todo caso, la única recuperación que mínimamente puede argumentarse como reconquista fue la ideológica y de influencia que la Santa Sede había iniciado al final del Imperio Romano, y había perdido tras la caída del Reino Visigodo.

Respecto a las familias gobernantes musulmanas, cabe mencionar que su origen era diverso: árabes (de la Península Arábiga), bereberes (del Magreb) y muladíes (la aristocracia ibérica convertida al Islam, como fue el caso de los Banu Quasi). De este modo queda patente que, la actual percepción racial de moros contra cristianos del imaginario colectivo, no se corresponde totalmente con la realidad medieval de la Península Ibérica.

El final de la Reconquista

Historiográficamente, la Reconquista se da por terminada en 1492 con la toma de Granada por los Reyes Católicos. Ello supuso el dominio de la mayor parte de la Península Ibérica, a excepción del reino de Portugal, bajo una misma unión dinástica, la cual dio origen a la Monarquía Hispánica. Debe considerarse que, durante la Edad Media, las derivaciones del topónimo latino Hispania (Yspania, Spania, Espanna o España) eran sinónimo de Península Ibérica.

Quizá sorprenda conocer que en 1492 únicamente se produjo la expulsión de los judíos. Las pragmáticas de conversión forzosa de los musulmanes no comenzarían hasta una década más tarde, también bajo el reinado de los Reyes Católicos. Pero la expulsión de los moriscos no ocurriría hasta principios del siglo XVII. Es decir, los Reyes Católicos no echaron a los moros tras conquistar Granada. Nótese que, al igual que en el caso de Valencia o cualquier otro de la geografía ibérica, siempre se ha tratado como «conquista» de Granada, nunca como «reconquista» de Granada.

La rendición de Granada, Francisco Pradilla Ortiz, 1882

El origen del término Reconquista

En las crónicas medievales, nunca se habla de reconquistar. Los términos que aparecen son conquistar ganar, cuando se trata de una victoria militar, y restauratio, cuando tras la victoria militar, o la par que esta, se impone la religión cristiana.

Según investigaciones recientes, la primera aparición del término Reconquista en un título de un texto relacionado con la Edad Media de la Península Ibérica es en una obra publicada en 1838: Embajada de Moros y Cristianos sobre la Reconquista de España que en obsequio de su patrón San Jorge celebra la villa de Alcoy el día 23 de abril de cada año. Esta obra ve la luz bajo la Regencia de María Cristina de Borbón, durante la Primera Guerra Carlista y en plena construcción nacional tras la Revolución Liberal que puso fin al Antiguo Régimen. En ese momento era necesario crear un mito fundacional, y este no fue otro que la Reconquista: una identidad surgida de la lucha contra el enemigo.

Posteriormente, este mito fue recuperado y potenciado por la dictadura de Franco y su aliada la Iglesia Católica. Una Iglesia cuyo verdadero poder en la Península Ibérica comenzó a implantarse durante la Edad Media y que, a pesar de los cambios promovidos desde la Ilustración, tuvo su culmen durante la misma dictadura franquista. Es decir, la percepción que hoy en día pervive en el imaginario colectivo sobre de la Edad Media en la Península Ibérica, todavía es la creada por la historiografía del nacionalcatolicismo a través de la Reconquista.

Validez del término

Si se comprende el verdadero significado del término, es más que correcta su utilización. Si bien, hablar de la Edad Media de la Península Ibérica suele ser mucho más apropiado que hablar de Reconquista, ya que es a lo que pretendidamente se suele referir. Aunque debido a la amplia utilización del término, tanto en el ámbito historiográfico como fuera del mismo, su correcto uso no parece factible a corto plazo.