lunes, 13 de abril de 2020

La identidad española actual

Una visión breve y con intención objetiva sobre la construcción nacional de España.

A juicio personal, en las siguientes guerras y sus consecuencias se encuentran los grandes hitos de la creación del estado y la identidad españolas vigentes en el presente:
En la actualidad, parece que la definición de la identidad española que tiene más peso es aquella que difundió el régimen franquista desde el principio de la guerra civil, y la cual habría pervivido en el llamado franquismo sociológico. Así, existiría un vínculo forzoso entre «españolismo y derecha», al igual que entre «republicanismo, antiespañolismo e izquierda».

Sí, durante la guerra civil hubo guardias civiles leales a la II República 

De este modo, todavía parece resultar incompatible considerarse republicano y de derechas, o sentirse español y de izquierdas. Por lo que desde la Transición habría pendiente una refundación ideológica del estado. Y quizá sea un buen momento para plantearla desde una perspectiva racional más que nacional.

viernes, 13 de marzo de 2020

Brevísima historia política de la península ibérica

Síntesis en términos generales de las distintas formas de gobierno del Homo Sapiens que se han sucedido en Iberia.


Hace 40.000 años - 1.000 a.C.
  • Bandas y clanes sin una forma de liderazgo concreta y uniforme.

1.000 a.C. - 197 a.C.

197 a.C. - 476

476 - 711
  • Formación del Reino visigodo, el cual adopta la estructura administrativa romana, y extensión del mismo al norte de los Pirineos (desde el inicio) y por toda la península (desde el año 624).

711 - 1556
  • División de la península en diferentes territorios, gobernados por monarquías islámicas y cristianas (en su mayoría), con distintas formas y grados de feudalismo; los cuales aparecen, desaparecen, se expanden (incluso más allá del territorio peninsular), se reducen, se aglutinan y se separan entre sí.

1556 - 1700

1700 - Actualidad
  • En Portugal, desaparición de la monarquía en 1910, y posterior sucesión de tres formas de república (democrática desde 1976).

Alegoría de la península ibérica en un áureo acuñado por Adriano en el año 136

Conclusiones
  • El primer estado en utilizar de forma indiscutible la identidad geográfica de la península ibérica fue la Antigua Roma, aunque no por ello la dotó de una identidad administrativa propia, ya que siempre la dividió en varias provincias bajo su autoridad.
  • El único momento en el que ha existido una estructura política común en todo el territorio peninsular dirigida desde el mismo, fue entre los años 624 y 711 durante el Reino visigodo.
  • Nunca ha existido un estado completa y exclusivamente peninsular, debido a que a lo largo de su historia el Reino visigodo estuvo siempre más presente al norte de los Pirineos que en la costa sureste de la península; y a que aunque entre 1580 y 1640 la Casa de Austria reinó en toda la península, todos los territorios de su imperio no solo peninsular mantenían su identidad política.
  • El origen del actual estado de España bien puede entenderse como una creación de la Casa de Borbón. El primer rey de España en ser proclamado efectivamente como tal fue Alfonso XII en la Constitución de 1876. Hasta entonces eran proclamados como reyes de cada uno de sus territorios, o como Rey de las Españas.
  • El origen del actual Portugal se encuentra en el reino de Portugal, cuyas fronteras han variado poco desde el siglo XIV.

jueves, 13 de febrero de 2020

Vivir en la frontera

Sobre lo que supone la utilización la cultura —y especialmente el idioma— como herramienta de anexión.

Cuando hay comunicación bidireccional a través de una frontera, es normal que entre los habitantes de las zonas limítrofes se produzcan intercambios culturales en ambos sentidos. Lo natural es que los vecinos que tienen relación habitual se influyan mutuamente en sus costumbres y sus formas de hablar y expresarse. Y este hecho, el cual no debería suponer ningún problema, se vuelve conflictivo cuando entran en juego los intereses de los gobiernos colindantes.

Cuando la influencia es mutua, suele haber alguien que trata de controlarla

Todo gobierno utiliza los medios a su alcance para imponer una cultura —y especialmente un idioma— uniforme en todo su territorio. De este modo, pretende agrupar y reafirmar el sentimiento de identidad territorial de sus habitantes, para justificar así su existencia como organización social y reforzar su poder. Esta tendencia impuesta a la población suprime las variantes culturales locales —especialmente las idiomáticas— y hace diferentes a los vecinos que viven separados por una frontera.

Pero mientras existan similitudes en los habitantes de otro territorio con los del propio —ya sean digamos naturales, o creadas por una influencia cultural deliberada—, estas pueden ser usadas por los gobiernos para argumentar su expansión territorial: si hablan, comen o tienen costumbres parecidas a las nuestras, quiere decir que nuestro territorio llega hasta allí. Lo cual no se detendrá ahí si consiguen anexionarse ese territorio, ya que al cabo de unas cuantas generaciones ese mismo argumento seguramente se podrá aplicar a la nueva zona limítrofe. Y así hasta donde puedan llegar.

Además, si hay un claro desequilibrio económico entre los gobiernos de los territorios colindantes, la balanza se decanta a favor del más adinerado, ya que puede destinar más recursos y durante más tiempo a la propaganda, a la vez que unificar más rápidamente y en más ámbitos la cultura de sus habitantes frente a sus vecinos. Lo cual incluso puede llegar a calar en el territorio contiguo, ya que no es raro escuchar a aquellos que no viven cerca de la frontera, decir que aquellos que sí viven cerca de otro territorio son medio-del-vecino.

Se trata de una anexión a través de la invasión cultural, más lenta que la conquista militar, pero con el mismo objetivo, y que afecta directamente a aquellos que viven en cerca de la frontera con un territorio más rico y con intereses expansionistas.

lunes, 13 de enero de 2020

¿Qué es el nacionalismo?

Una serie de ideas surgidas tras el examen y la reflexión prolongadas.

El nacionalismo, a pesar de lo elaborado de su discurso —el cual suele estar argumentado con falacias—, tiene más de sentimiento que de pensamiento. En su defensa se apelan fundamentalmente elementos irracionales como el amor o la fe, los cuales no pueden rebatirse mediante el razonamiento o el pensamiento crítico. Muy frecuentemente, las ideas principales en las que se apoya el nacionalismo son:
  • Somos los mejores.
  • Si algo funciona mal, la culpa es de otros.
  • Los demás que se apañen.

Así, la mera existencia del estado defendido se ofrece como el fin de todos los males y el inicio de la excelencia en todos los ámbitos durante un periodo de tiempo casi eterno; especialmente si se trata de un estado que todavía no existe. En esta suerte de pensamiento mágico, importa más la nación en sí que el modelo de estado o de gobierno. Sorprendentemente estos parecen resultar irrelevantes, aunque el éxito y la efectividad están asegurados... no se sabe muy bien por qué: si fundamos un estado en este territorio, con este idioma y esta bandera, será el mejor estado jamás conocido.

Como obra humana que es, los estados los crean, modifican y deshacen las personas. Así, el sentimiento nacionalista no parece más que una herramienta para convencer a la población para acotar —mediante la independencia o la secesión—, ampliar —mediante la anexión— o mantener —mediante los impuestos— una parcela de poder. Por ello, el nacionalismo adquiere todo su sentido cuando se observa desde la perspectiva del gobierno.

Raro es el año en el que no hay cambios en ninguna de estas

Con tal de defender sus intereses a costa de lo que sea, todo propagandista del nacionalismo manipula constantemente la Historia. Si están dispuestos a falsear la información de actualidad del presente, no digamos ya el conocimiento del pasado, el cual interpretan no solo desde la perspectiva de la sociedad actual —lo cual es una barbaridad anacrónica—, sino desde su prisma fanático.

Y aunque los postulados nacionalistas tuviesen alguna razón, la Historia es la explicación del presente, y una herramienta para mirar al futuro. No es una carga, ni una lacra, ni una predeterminación unidireccional de lo que tiene que hacerse. Si la Historia fuese una justificación de la organización política o social que debe adoptarse, tendríamos que ser grupos nómadas tribales y depredadores, que es la forma en la que los Homo Sapiens hemos vivido durante más del 90% de nuestra existencia.

1984, cada día más cerca

Tener aprecio al lugar y la cultura en las que se ha crecido es algo normal y entendible. Y a nadie le gusta que le impongan nada por la fuerza, ni siquiera la democracia —lo cual, además, nunca es gratuito—. Pero de ahí a considerarse superior y justificar el egoísmo propio por sentirse parte de una nación, solo media el sentimiento nacionalista.

Por todo ello, justificar y apoyar un hipotético estado racional no debería considerarse como nacionalismo.