domingo, 13 de noviembre de 2016

¿Estamos adaptados a la vida moderna?

Fastfood caveman, Bansky

Los Homo Sapiens Sapiens existimos como especie desde hace 130.000 años, pero solo somos sedentarios, como muy pronto, desde hace 10.000 años, y a partir del siglo XX los cambios tecnológicos en la sociedad occidental están siendo drásticos: dieta, modo de vida, forma de relacionarse, etc.


Aun considerando que solo cada 25 años nace una nueva generación, el número de generaciones de Homo Sapiens Sapiens que ha existido es el siguiente.


Es decir, solo hemos tenido cuatro generaciones para adaptarnos a los cambios drásticos de nuestra sociedad, los cuales no solo todavía no se han detenido, sino que parece que aun van más deprisa. No cabe duda de que el éxito del Homo Sapiens Sapiens radica en su gran capacidad de adaptación y de manipulación del entorno, pero, si los cambios en nuestra sociedad están motivados por el consumismo y la avaricia más que por la supervivencia o la calidad de vida, puede llegar el momento en el que no nos haya dado tiempo a adaptarnos a los cambios que nos hemos autoimpuesto.

Un ejemplo de ello es la denominada brecha digital entre una generación de padres que desconoce la tecnología, por lo que es incapaz de educar a sus propios hijos el correcto uso de la misma. No es raro ver cómo un niño recibe como regalo una tablet para que se conecte libremente a Internet, sin ningún tipo de formación previa, supervisión o limitación. Por otra parte, parece demostrado que en las sociedades autodenominadas como más avanzadas es más frecuente la aparición de lo que se conoce como enfermedades de la civilización (obesidad, anorexia, infartos, cáncer, alergias, etc.).

Probablemente los cambios que trajeron la neolitización y la sedentarización hace 10.000 años fueron tan drásticos como los que están sucediendo en la actualidad, si bien seguramente no se impusieron con la misma rapidez. No es en absoluto una idea nueva que el ser humano puede morir de éxito, como un cultivo de bacterias en el laboratorio.

Y aunque no parezca que el ser humano esté todavía totalmente adaptado física, mental y socialmente a la vida moderna, no debería ponerse en duda que, tras prácticamente 400 generaciones, sí estamos adaptados al tipo de alimentación que trajo la neolitización, incluida la leche de vaca. Así que si algún miembro de las sociedades avanzadas considera que, en general, nuestro cuerpo no está adaptado a la ingesta de leche de otros mamíferos, debería tomar en consideración los datos expuestos al principio de este artículo y comenzar sobrevivir solo con aquello que sea capaz de cazar y recolectar en la naturaleza, ya que los Homo Sapiens Sapiens hemos sobrevivido mucho más tiempo como depredadores que como productores.